Ahora que ya avanzamos en el otoño, y que las temperaturas han bajado, es cuando empiezan a aparecer resfriados. Aunque siempre es mejor prevenir que curar, aquí tienes un pequeño consejo para poder hacer más llevadero el tiempo de recuperación de un resfriado.
El jengibre es un ingrediente más que válido para prevenir y combatir los síntomas de resfriados. Lo importante es prepararlo como toca. En este caso lo primero que tienes que hacer es poner a hervir el jengibre con el agua durante unos 10-15 minutos. Lo puedes añadir en rodajas, dejando la piel después de haberla lavado bien.
Una vez tenemos nuestra “sopa de jengibre”, utilizamos el agua para hacer la infusión con el té. Lo mejor es hacerlo con té verde puro (Longjing, Liu An Gua Pian, Fujian Maofeng, por ejemplo), aunque también se puede preparar con un Tie Guan Yin Oolong o con un Taiwan Alishan oolong.
Es importante no tomar esta infusión demasiado caliente, ya que puede irritar más la garganta. Aunque hay gente que recomienda añadir miel, nosotros preferimos no hacerlo.
El jengibre cuenta con propiedades expectorantes, antitusivas, antiinflamatorias y antibióticas que ayudan a combatir los resfriados, gripes y tos con flemas. Si a eso le sumamos que tanto el jengibre como el té verde ayudan a fortalecer defensas, debido a los antioxidantes, tenemos una infusión no sólo para combatir, sino también para prevenir.
Y por último, tal como indicamos en el título, son aliados contra el resfriado y sus síntomas, siendo lo más importante el descansar, así como consultar con un especialista médico.